¿Qué es el estrés?
El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que el organismo pone en marcha en respuesta a estímulos ambientales que resultan desafiantes o amenazadores y requieren la movilización de recursos físicos, psíquicos y conductuales orientados a la adaptación a las nuevas condiciones y preservación de su integridad. Esto es lo que conocemos como eustrés o estrés beneficioso.
Sin embargo, éste mecanismo fisiológico, que ha posibilitado la supervivencia del ser humano desde tiempos inmemoriales, puede llegar a resultar patogénico cuando su intensidad y/o duración sobrepasan los límites adaptativos, dando como resultado un considerable desgaste vital y propiciando la génesis, mantenimiento o exacerbación de numerosas patologías. En este caso, hablamos de distrés o estrés perjudicial.
Fases del estrés: el “Síndrome General de Adaptación”
Ante la percepción de peligro o amenaza se desencadena un conjunto de reacciones fisiológicas y psicológicas. Este proceso es lo que se denomina “Síndrome General de Adaptación” (SGA), formado por las tres siguientes fases:
1. Fase de alarma: Ante la aparición de una amenaza, se desencadenan los procesos fisiológicos inespecíficos de respuesta ante un peligro: aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, un aumento de azúcar en los músculos, etc.
Cuando este esfuerzo extraordinario del organismo permite superar la situación se pone fin al SGA pero si la situación de estrés continúa, al no poder mantener por mucho tiempo este esfuerzo extra, el organismo ha de disminuir la cantidad de recursos movilizados, evolucionando hacia la segunda fase.
2. Fase de resistencia o adaptación: Esta hiperactivación, aunque menor que en la fase anterior, puede mantenerse durante periodos más largos de tiempo, facilitando la superación de la situación de estrés.
En ella el organismo intenta superar, adaptarse o afrontar la presencia de los factores que percibe como una amenaza. Si no consigue su objetivo, el mantenimiento de la activación puede llevar al agotamiento de las reservas del organismo, entrando así en la siguiente fase.
3. Fase de agotamiento: Se produce cuando la exposición al estrés es continua en el tiempo o no se poseen con suficiencia los recursos adaptativos necesarios para afrontar dicha situación de peligro.
El organismo, ya sin recursos, pierde de manera progresiva (incluso en ocasiones de forma repentina) su capacidad de activación. Si a pesar de todo se intenta mantener la activación al máximo, el resultado será el agotamiento total con consecuencias negativas para el organismo. En determinadas circunstancias el SGA puede llegar a desencadenar úlceras pépticas, desarrollo de las glándulas suprarrenales y atrofia de los tejidos del sistema inmunitario.
Síndrome general de adaptación (Hans Selye, 1936)
Ideas erróneas sobre el estrés
– El estrés viene determinado por la situación y la persona simplemente lo padece o se ve abocado a él. – Hay determinados acontecimientos o situaciones que son estresantes, siempre y para todas las personas. Por ejemplo el exceso de trabajo o cierto conflicto en una relación interpersonal, muerte de un ser querido, etc. – Las situaciones que producen estrés son siempre de carácter negativo. Sería difícil estresarse ante un nuevo y estupendo trabajo, al enamorarse, etc. – Estrés y ansiedad es lo mismo. – No son compatibles el estrés y la depresión. – Es imposible que ante un trabajo rutinario y de poca exigencia la persona pueda sentirse estresado.
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